Etapa 29 y 1/2 del Camino a Santiago

Ese día o noche no sé que pasó pero las peruanas, una madre con su hijo de 6 años y nosotros nos dió un arrebato y nos vestimos a toda pastilla pensando que era tardísimo...pues nos confundimos, porque eran las 06:00 de la mañana cuando estábamos saliendo por la puerta, pero ya una vez en el camino no había vuelta atrás. Era de noche total y sólo dos farolas iluminaban la calle,
pero justo un par de vascos a los que preguntamos la hora y que nos dijeron que a esas horas donde mejor se estaba era en la cama fueron nuestros acompañantes durante los que fueron los 19 Km más divertidos de todo el camino. Nos pusimos a hablar con ellos al principio porque ellos llevaban linterna y nos guiaban pero luego fue imposible separarnos porque eran los tipos más graciosos que nos habíamos encontrado. Parecían un par de monologistas, no pararon ni un minuto de hacernos reír y contarnos sus experiencias con el deporte, las chicas y sus experiencias en el camino. Nos dijeron que en Melide se comieron el mejor pulpo de todo Galicia y conocieron a un paralímpico que era un auténtico experto en el camino y que merecía la pena conocer. Son de Vitoria y aunque nosotros de Madrid, se quedaron alucinados del ritmo que llevábamos madre e hijo. Paramos a desayunar en una cafetería del camino, dónde nos atracaron el bolsillo literalmente, creo que fueron 12€ por un par de plátanos, unas barritas con aceite con jamón y un “descafeinaito”

Íbamos tan agusto que nos pasamos la salida en dirección al albergue dónde nos quedábamos nosotros, ellos seguían 13 km más que porque tenían que llegar a Santiago al día siguiente o ¿era el viernes por la mañana? no lo recuerdo bien. Nos dejaron medio orientados y se fueron con una chica que ya conocían de otro día.

Llegamos por primera vez al albergue muy temprano, de echo estaba cerrado y nos tocó esperar 45 minutos aproximadamente a que Manuel el dueño del Albergue Camiño das Ocas terminara de prepararlo todo para los peregrinos que iríamos llegando a lo largo del día. 

Comimos algo mientras que esperábamos a Rocío y Cinzia que se habían despistado y no conseguían llegar por más explicaciones que les dábamos. Estaban en un puente a 3 km del puente que nosotros le decíamos que era, ya que había 3 iguales (eso lo descubriríamos al día siguiente), pero al final un buen señor las acercó y menos mal porque estaban muy lesionadas pero felices!

La historia que nos contaron los vascos sobre el pulpo de Melide y el deportista, nos dejaron con unas ganas locas de regresar a probar ese pulpito y a conocerle y como teníamos toda la tarde libre nos fuimos a la parada del autobús para hacernos los 20 km de vuelta, pero me dió una brujería en la rodilla y me costó un triunfo llegar a la parada que estaba a 1,200 metros. Una vez allí llamamos a un taxi porque el bus pasaba de hora en hora y se nos hacía muy tarde

Llegamos a Melide y preguntamos por la tienda dónde nos dijeron los vascos que podríamos encontrar al paralímpico viajero, llegamos y lo primero que hizo fue coger nuestras compostelas y ponernos el sello más bonito del camino, de lacre rojo y una paloma de la paz como estampa, mientras nos contaba una maravillosa historia sobre un niño que de pequeño perdió su pierna, os remito a su web porque mejor que él nadie puede contarla, ya que ese niño de la historia era el mismo.

Le compramos unas sudaderas solidarias, e invitó a Míkel a dejar su mano con mensaje solidario en unas telas para la inauguración oficial de la tienda. Lo recaudado se utilizará para abrir un gimnasio y preparar un equipo para las paraolimpiadas.

Qué vida más interesante e intensa, llena de esfuerzo, superación, logros y proyectos. A muchos os sonará el recopilar tapones de plástico, ¿no? pues fue idea suya

Lonut le dijo a Míkel que se hicieron una foto juntos y aquí os la dejo

Salimos de la tienda en modo ¡misión pulpo! y poco contar de esto tan sólo dos palabras “im-presionarte”

Regresamos al albergue sobre las 21:00, charlamos un rato y a dormir que aún quedaban kilómetros por delante...

Buenas noches amor y cía

                        ¡GRANDES!                                           

   
                                                                                       
Cazando pulpos en Melide