miércoles, 23 de septiembre de 2015

By Mom

¡Hellooooo! nos levantamos como iba siendo habitual de noche y encima con una niebla importante, interesante y fría. Recogí, venga no, recogimos a regañadientes sacos, toallas, ropa esparcida por todas partes (no va a ser todo maravilloso, de estas experiencias se aprende, la próxima vez cada uno su mochila) y salimos a lo que más nos motivaba que era andar, charlar, ver y disfrutar de silencios

Nos detuvimos en un pueblo pequeño, antes del desayuno que nos esperaba de campeones, a que Míkel acariciara a un perrete que había salido de su finca a saludarnos. No sé a cuantos perros nos cruzamos en el camino, pero fueron muchos y cada uno de ellos nos recordaba a Ron y lo que nos hubiera gustado llevarlo con nosotros, pero está a punto de cumplir 13 años y tiene una pequeña dolencia en una de sus patas traseras, ¡ay mi Roni! (como diría el enano) pero como hubiera disfrutado, no he visto en mi vida perro que corriese tanto, que le guste tanto el campo y sobre todo restregarse en todas las cacas de vaca que veía, ¡ay mi Roni!
A continuación salió la mujer y el marido que nos contaron la historia del perro... Un peregrino se lo tuvo que dejar y aunque ellos lo adoptaron sin ningún problema, yo creo que el perro sale siempre al oír los pasos de algún peregrino, esperanzado de volver a encontrarse algún día con su amo. Es fascinante las cosas que te cuentan y como te las cuentan....los gallegos son especiales!

Y ahora viene la verdadera historia del desayuno, que el enano en su post anterior se ha liado un poco, el desayuno-aperitivo y el encuentro con Mario y Esperanza fue el primer día. Pero para eso estamos haciendo cada uno su historia, para las cosas que a mi se puedan olvidar o mezclar y lo mismo para Míkel, nos ayuden a crear algo parecido a lo que pasó en realidad, jijiji
Paramos a por nuestro pan con aceite y tomate con el “descafeinaito” del enano y zumo de naranja, desayuno de peregrinos para aguantar kilómetros sin desfallecer y hacer buena marcha. Allí unos chicos nos dieron una pomada para el músculo que Míkel tenía dolorido. La gente lo comparte todo y es algo que debería ser normal y que pocos en nuestro día a día practicamos, pero que se aprende pronto, casi tanto como olvidarlo

Al llegar a Palas de Rei lo primero que hicimos fue preguntar en el punto de información que hay nada más entrar al pueblo, por el centro de salud para que el médico le examinara la pierna al figura. Y así hizo, le examinó y descartó un desgarro muscular, tan solo era una sobrecarga (claro que después de 35 km no sólo andando sino saltando y haciendo el cabra como es habitual a esa edad, poco me parecía) le mandó una crema y paracetamol y nada sobre lo de no hacer el bruto o descansar ya que debe saber que es una batalla perdida.

Pasamos Palas de Rei, deteniéndonos tan solo en la farmacia y en un bar a tomar una coca-cola (sin cafeína, sigue la lucha jejeje) y una Estrella Galicia, cerveza típica. Porque queríamos seguir andando, se estaba convirtiendo en algo divertido y algo vicioso.
Pasamos aldeas casi sin darnos cuenta, eran pequeñas y con poco movimiento salvo las que tenían albergues, hasta que cruzamos un río y nos encontramos con “el sito” un albergue con un encanto especial y ahí decidimos que pararíamos a comer. Un acierto ya que nos prepararon unas hamburguesas de escándalo que disfrutamos en una terraza estupenda. Luego pasamos dentro y nos quedamos medio fritos en una sala muy acogedora con un sofá que nos hizo la 13/14.
Llegaron 11 peregrinos de 18 a veintiopocos años pidiendo ¡11 chupitos de gas! (aguardiente u orujo blanco) y según me dijeron los chicos así hacían en cada bar que se encontraban en el camino, jajajaja ejem. Me los encontré en Melide a las 20.30 ¡felices y muy contentos!

Proseguimos la caminata hasta que a 5 Km de Melide un tendón de mi pie derecho que venía quejándose desde hacía mucho, dijo que ya no andaba más y al levantar la cabeza justo apareció ante nosotros una pintada con el teléfono de un taxista y la ubicación de dónde estábamos...era una señal sin duda alguna. Hasta Míkel que se negaba a coger ningún medio de transporte, al verme así, accedió. Y llegamos a Melide en un pispás!
Esta es mi visión, pero según he leído en su Post lo que realmente me pasaba es que tenía ¡¡¡cuentitis bastante grave!!! jajajaja ¡¡¡será maléfico el enano!!!

¿Y quién estaba allí cuando llegamos al albergue de San Antón? pues nuestras amigas las peruanas Rocío y Cinzia. Decidimos ir a comprar algo a un supermercado para cocinar y cenamos los cuatro en el jardín del albergue que estaba estupendo, con sus hamacas, mesas, sillas y peregrinos descansando y charlando, ¡qué buena tarde pasamos!

No sé qué hora sería a la que nos fuimos a dormir, pero fue muy temprano

Buenas noches amor ❤️ y cía



El Camino

de la niebla al espectacular azul del cielo de Galicia

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