miércoles, 14 de octubre de 2015

La soledad compartida

Creo recordar que nos levantamos sin prisa ya que íbamos a hacer nada más que unos 20 km hasta 
O Pedrouzo, así que nos lo tomamos con calma. Salimos sobre las 08:00 de la mañana con paso tranquilo junto a nuestras compañeras las valencianas, yo me tuve que vendar la rodilla derecha porque el dolor era intenso, ¿pero quién dijo que esto iba a ser un camino de rosas las 24 horas? había que sufrir un poquito

Caminamos junto a muchos peregrinos ya que era casi el final del camino y nos juntamos los que venían del camino del Norte, con los del francés y algún que otro despistado. Ibamos charlando, disfrutando de la variedad de árboles, del olor de los eucaliptos, del sabor de las moras...hasta que paramos a desayunar en un sitio muy peculiar, lleno de camisetas que los peregrinos colgaban del techo con su firma y frases de ánimo y recuerdos. Cuando entramos vimos a Mario y celebramos el encuentro con una Coca-Cola y un par de cervezas con limón. Mario fue nuestro primer peregrino del camino y era una alegría encontrarle en diferentes momentos. Así que fuimos juntos y charlando de la experiencia. ¿Os acordáis al principio cuando nos dijo que hacía el camino para ver si podría ser una buena aventura para compartir con su familia? pues en este tramo que pasamos juntos, nos aseguró que lo haría sin duda alguna con su mujer y sus dos hijas. Era algo que no se podían perder

Cuando nos quedaban unos 3 o 4 kilómetros para llegar a O Pedrouzo, nos encontramos a un lado del camino a un chico con su perro, charlando con una chica alemana muy agradable y en frente justo al otro lado una manta con unos cuantos libros. ¿Os imagináis que es lo primero que hizo el enano, no? Lanzarse a jugar y a acariciar al perrete y aprovechando el momento nos pusimos a charlar con el chico. Su nombre es Walter, autor del libro que tenía sobre la manta y amo de Flan su hermoso y amoroso perro. Mario y yo le compramos un ejemplar cada uno de “la soledad compartida”  y que justamente ayer terminé de leer, 482 páginas llenas de vida peregrina compartida junto a flanuco, junto a su ángel brillante, junto a todos los peregrinos del camino y junto a él mismo.
Nos dedicó el libro y me dejó un mensaje que comparto con todos vosotros:
Tienes un hijo maravilloso y es el maestro que te hace falta para encontrar las respuestas que buscas ¡gracias por compartir el camino!
“El encuentro con uno mismo es la base que necesitamos para avanzar con sabiduría”
¡Gracias Walter!

Entramos al albergue en el que estábamos en lista de espera, justo detrás de 4 muchachos y la que supuestamente iba a ser nuestra litera vemos como la chica de recepción se la da al grupo diciéndoles que les habían cancelado en ese preciso momento. Nos quedamos de piedra, le dije que llevaba desde ayer hablando con ellos para que me reservaran (porque todo estaba lleno en el pueblo) y me dice que lo resolvamos entre nosotros...¡¿perdona?? ¿Quería que saliéramos fuera a pegarnos? jajajaja. Le pregunté tranquilamente sobre las normas de reserva que tenía el centro antes de discutir inútilmente con unos chicos que nada tenían de culpa, a lo que me dijo que daban prioridad a los que llegaban en persona, así que con la respuesta quedó todo claro. Ese sitio no era para nosotros como diría Walter, jejejeje
Nuestras amigas las peruanas que si que tenían dos camas reservadas nos cedían una, ¡qué tías más estupendas! 
Pero gracias a que viendo lo complicado que estaba el tema yo ya tenía medio apalabrado otro sito, ya no era un albergue a 10 € la litera sino un hostal con cama de matrimonio y para nosotros solos, ¡todo un lujo! pero a 25€. Todo para que el enano no durmiera bajo el techo de las estrellas ni una sola noche, aún es pequeño.

Nos duchamos, salimos a comer y por la tarde después de empezar el libro de “La Soledad Compartida” el enano quiso ir de nuevo al encuentro de flanuco (echaba mucho de menos a Roni)  así que paramos a comprarle un bebedero rojo, ya que el que tenía justo se le rompió mientras estábamos de charleta con ellos. Anduvimos 2 o 3 kilómetros buscándolos pero sin éxito, le dejamos el cacharro del agua y nos volvimos al pueblo. Le mandamos un mensaje por Facebook dándole las coordenadas para que pudiera encontrarlo, jejeje

Salimos a cenar algo para irnos a dormir tempranito y tengo que decir que nos comimos las almejas en salsa más ricas que hemos probado en nuestra vida, fueron los 10 € que mejor nos supieron. Le pedí la receta pero no hubo suerte, snif, snif
Tendré que preguntar a los vascos si ellos tuvieron también la suerte de catarlas, como grandes vascos son de buen comer

Y con un rico sabor a mar nos fuimos a dormir, esta vez la soledad compartida entre el enano, la mua y nuestros sueños

Buenas noches amores

43° 09' 00" N
90° 09' 00" W






 






El mago Míkel con el bastón "mágico" 
Bar camisetas colgadas ¿alguien se acuerda del nombre?

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